Plus Ultra

El vuelo trasatlántico que unió Palos de la Frontera con Buenos Aires.

España, a la conquista del firmamento.

Legado Hispánico se enorgullece en presentar la que es nuestra primera incursión en la gloriosa historia de la aviación española. Lo hacemos abriendo una ventana a la conquista de los cielos narrando visualmente la gesta del Plus Ultra.

Diseño Plus Ultra de Legado Hispánico

El diseño y su contexto

Para tan simbólica hazaña mostramos el avión como elemento principal sobre el que focalizar la atención. En un plano inferior, a modo de basamento o emotiva peana, las columnas de Hércules, cuya poderosa impronta mitológica marcaban el principio y final de la geografía conocida y que España reformuló, primero en 1492 y después en 1522, tras la primera circunnavegación al Mundo de Juan Sebastián Elcano.

Para esta hazaña, se escogió un aparato de fabricación alemana modificado a tal efecto: un Dornier Do J., Wal (W-12). Un espectacular hidroavión que contaba, con nada más y nada menos, que 22,5 metros de envergadura y dos motores Napier de 450 CV montados en tándem sobre la sección central del ala. El combustible empleado fue la gasolina y el benzol, de 0,760 de densidad. Aceite, Castrol R. Además, armaba una hélice tractora y otra impulsora. Bien podría decirse que contaba con todos los adelantos en aeronáutica desarrollados hasta la fecha.

Gesta del Plus Ultra
Travesía del Plus Ultra

Desde Palos, el águila vuela y a Colón, con su gran carabela, nos recuerda con tal emoción la hazaña que agita con tal emoción. Y cantarán con todas las naciones, entrelazando los corazones, y en tal clamor surge un tango argentino que dice a España, madre patria de mi amor. Dos países en un noble lazo, con el alma se dan un abrazo. Es la madre que va a visitar los hijos que viven en otro hogar.

Carlos GardelLa Gloria del Águila

El viaje

El Raid partió de Palos (Huelva) un 22 de enero. Del mismo punto desde donde zarparon en 1492 las naves de Cristóbal Colón rumbo al Nuevo Mundo.

Al amanecer, Ramón y sus tres compañeros oyeron misa en la iglesia de San Jorge. A continuación, iniciaron el paseíllo hacia el puerto aclamados entre vítores. A las 07:51 encendieron motores. Escoltados por los buques de la Armada Blas de Lezo y Alsedo, mientras Radio Madrid retransmitía para toda España, les esperaba una navegación de siete etapas. Desde Palos volaron a las “Islas Afortunadas”,  aterri-zando en Las Palmas, donde fueron recibidos por multitud de embarcaciones como el Infanta Isabel de la Armada, engalanadas para la ocasión. Desde allí, previo aligeramiento de equipaje e inspección de cables, pondrían rumbo a Cabo Verde el día 26, donde llegarían casi diez horas después concluyendo así la segunda etapa.

Durante el vuelo comunicaron con el trasatlántico San Carlos y el vapor alemán Arthus, que les seguiría acompañando; volando con marcaciones de gonio de cola en adelante y teniendo un muy difícil amerizaje por los fuertes vientos alisios.

De Porto Praia partieron el sábado 30 de enero a las 05:58 de la madrugada, esperándoles la prueba de fuego, es decir, el cruce abierto del Atlántico sur.  Allí se quedó Durán al tener que volver a aligerar el peso de la nave de cara a la etapa más crucial, habiendo realizado cambios en las hélices y dado instrucciones de repostaje para el hidroavión a los buques Lezo y Alsedo. Era necesario volar con un máximo de 3.625 kg para una travesía de 16 horas de duración. Poco antes de pasar el ecuador y, contra pronóstico, la mar seguía muy rizada, los alisios continuaban soñando con fuerza y no se pudieron esquivar algunos chubascos de entidad. 

Travesía del Plus Ultra

El vapor Arthus les indicó su posición. A pesar de las dificultades, solo se habían desviado 8 millas del rumbo establecido. Aún con todo y, siendo en principio la escala prevista en Pernambuco, las vicisitudes climatológicas les hicieron parar en la isla de Fernando de Noronha. Lograron posar el avión en tal lugar al atardecer. Habían recorrido 2.305 km. Y además cubiertos, por vez primera en la historia, con radiogonímetro.

Horas después, retornando el itinerario en mar abierto con destino a Recife, se rompió la hélice posterior, que Rada, temerario como él solo y en un alarde de valentía y conocimiento práctico; arregló en pleno vuelo, a diez metros sobre una mar picada y fuerte viento. Una heroicidad épica a sangre fría; de película y que salvó el pleno de la hazaña.

Tocaron tierra en Pernambuco, saboreando ya las mieles del éxito aún a pesar de que por delante quedaban etapas que salvar. Poco después, el 4 de febrero, llegaban a Río de Janeiro. Allí permanecieron cinco días. Aterrizaron entre una vasta multitud de curiosos y aficionados.

Representación del Plus Ultra de Ernest Descals
Obra de Ernest Descals

Tras una serie de reparaciones e incluso recepción oficial del presidente Bernardes, el Plus Ultra volvía e enfilar morro al cielo. Despegó junto a él una nutrida escuadra de aviones adscritos a la Armada Brasileña que jalonaron el firmamento poniendo un ornato inigualable a la nave española que, sin embargo, prosiguió con rapidez su vuelo hacia Montevideo (2.000 km) demostrando a todos los presentes su total poderío.

Tras la escala en Montevideo el 9 de febrero), donde ya se estaba grabando en los anales del tiempo la gesta del Raid, llegaban a Buenos Aires al día siguiente.

El Plus Ultra, tras 10.270 kilómetros y un viaje de pura aventura con mil y un vicisitudes, tocaba meta en Buenos Aires amenizando en aguas rioplatenses un 10 de febrero de 1926 a las 12:27 minutos.