Isabel de Barreto

La primera mujer almirante

Isabel de Barreto

Legado Hispánico se complace en presentar el diseño dedicado a doña Isabel de Barreto, mujer considerada como primera Almirante de la Mar Océana en la Historia.

El contexto

No se sabe con exactitud si Isabel nació en Pontevedra, alrededor de 1567, trasladándose con muy corta edad a Perú o, por el contrario, fue limeña de origen. En cualquier caso, sus progenitores fueron Nuño Rodriguez de Barreto y Mariana de Castro, naturales ambos de Portugal. Sabemos, a ciencia cierta, eso sí, que tuvo una esmerada educación en ramas como el latín o la geografía.

La casaron sus padres con don Álvaro de Mendaña, gallego, adelantado de las Islas Salomón y nacido en 1542. El enlace tuvo lugar ya en el Perú, puesto que Mendaña viajó a América con su tío, Lope García de Castro, al ser nombrado este Presidente de la Real Audiencia de Lima.

Don Álvaro, como decimos ostentaba el haber sido nombrado Adelantado de las Salomón. Cuentan las crónicas de Indias que fueron los incas los que hablaron a los españoles de un lugar tan mítico como remoto y que, en mitad del vasto Pacífico, vestía su paisaje del más excelso de los metales: el oro. Esta historia coincidía con el legendario relato de Ophir, tan conocido en la Cristiandad y que ya sugestionó a resueltos emprendedores como Marco Polo o, por supuesto, Cristobal Colón puesto que, se contaba que en aquel misterioso archipiélago era donde se abastecía de joyas el Rey Salomón.

Islas Salomon Isabel de Barreto

Así las cosas, Mendaña, que no pudo redimir su espíritu aventurero se lanzó, con el apoyo de su tío, a promover una expedición en la que se hallaran dichas islas. Con dos naves cuyos nombres eran Los Reyes y Todos los Santos, partieron de El Callao navegando hacia el infinito. Tras más de tres meses de navegación llegaron a las islas y tomaron posesión de las mismas en nombre de Felipe II. Regresaron a América con voluntad de reclutar medios para volver y pacificar la zona. Para ello, evitando lidiar con la administración novohispana, viajó directamente a España, pidiendo audiencia con Felipe II, quien le nombró Adelantado.

De nuevo en América, y no sin avatares al llegar, llega en mencionado enlace con Isabel de Barreto, dama favorita de la esposa del nuevo Virrey en Perú. En 1595 volvieron a partir a las Islas Salomón. Embarcada en la escuadra, doña Isabel junto a tres de sus hermanos y como piloto mayor, don Pedro Fernandez de Quirós, extraordinario navegante.

Isabel de Barreto fue una figura enigmática. Su arrojo encontró perfecta mixtura con el anhelo aventurero que sólo el ``Gran Azul`` propicia. Se erigió como Reina de los mares del sur dejándose enamorar por el riesgo y la audacia.

No llegaron nuevamente a las Salomón al desviarse unos cuatrocientos kilómetros de la derrota original seguida veinticinco años antes, pero tocaron tierra en algunos otros archipiélagos, entre el que se encuentra el de las bellas Islas Marquesas (hoy Polinesia francesa). Todo ello, con gran tensión entre la marinería y tropas de tierra por los riesgos de la exploración, el hambre, la falta del oro prometido y el propio carácter de Mendaña, el cual, ya no regresaría jamás pues falleció de Malaria mientras pactaba concesiones con los indios.

Fue doña Isabel, siguiendo la instrucción testamentaria de su marido, la que se erigió como Gobernadora de aquellas tierras y cogió el mando de la escuadra creando a bordo una auténtica situación de excepción. 

Por consenso con Quirós, se puso rumbo a Manila, dejando, además de a Mendaña, cuarenta y seis muertos más y una nave menos.