Lepanto

Batalla de Lepanto Legado Hispánico, cuando se cumple su 450…

Batalla de Lepanto

Legado Hispánico, cuando se cumple su 450 aniversario, se enorgullece en presentar el esperado diseño dedicado a la Batalla de Lepanto. Sin duda alguna, un combate de profunda huella histórica, amén de haber sido una de los choques navales más grandes de todos los tiempos. 

Hemos querido hacer una narrativa visual tan limpia como simbólica y tan épica como sugerente.

Diseño de Lepanto, por Legado Hispánico

En la anilla central y más grande, se muestra a Don Juan de Austria. comandante de la Liga Santa durante el combate y figura en la que prevalece, por tanto, la victoria del mismo.

Nacido en Ratisbona y criado en Leganés, Don Juan fue hijo del César Carlos V y Bárbara Blommberg en tanto hermanastro del Rey Felipe II, quien le encomendó estar al mando de la flota cristiana. Tuvo una muy esmerada educación y, debido a su carácter gallardo, muy pronto se mostró ducho en el manejo de las armas abandonando así la senda religiosa por la que a su padre y hermanastro les habría gustado que continuara.

Por ello, siendo insultantemente joven fue nombrado por Felipe II Capitán General de la Mar. Con su nuevo cargo llegaron nuevas figuras con las que fraguó gran amistad y que fueron, igualmente, sus consejeros en todo lo referido a la náutica y el desempeño bélico en unas aguas en constante disputa con el archienemigo turco. Hablamos de Don Álvaro de Bazán y Don Luis de Requesens. Con ellos y con Alejandro Farnesio marchará años después al ya inmortal Golfo de Patras pero antes, Don Juan hubo de pacificar Las Alpujarras, o lo que es lo mismo, acabar con la rebelión morisca que habían auspiciado los argelinos, súbditos de la Sublime Puerta.

El 7 de octubre de 1571, ante la llamada de Pío V para defender la Cristiandad y, cumplidos los 24 años, llegó su gran momento en Lepanto. “La más alta ocasión que vieron los siglos” que dijo un Miguel de Cervantes que también combatió allí, sobre la cubierta de la galera Marquesa. 

``Lepanto tuvo un factor religioso fundamental pero fue un enfrentamiento económico donde se jugó el destino de las generaciones siguientes.
La Victoria cristiana resonó hasta en los últimos recodos del protestantismo y supuso un sosiego colectivo difícil de imaginar.``

Carlos CanalesGloria Imperial

Don Juan, quedó al mando de una flota cuyo grueso lo constituía España pero en la que se integraban efectivos de Venecia y los Estados Pontificios. Como es bien sabido, la victoria cristiana neutralizó la amenaza otomana por mar durante los siguientes siglos y la fama de nuestro protagonista alcanzó cotas inimaginables hoy día por toda Europa y parte de América

pocos años después del combate, volvió a retomar el camino de la épica conquistando Túnez, una auténtica Babilonia cultural que estaba en manos turcas. Y tras ser Vicario en Italia, Felipe II le nombró Gobernador de los Países Bajos, tierra en la terminaría falleciendo a los 33 años.

Siguiendo con el diseño, se encuentran a ambos lados de Don Juan, Uluj y Bajá, a la sazón, los más altos cargos al servicio de la proyección del poder que el Sultán tenía en la mar.

El Imperio Otomano era una sólida estructura administrativa y su ofensiva militar era apabullante tanto en tierra como en aguas del Mediterráneo, en las que usaba la capacidad operativa corsa de las costas occidentales para atenazar a las geografías españolas o italianas.

Durante el siglo XVI, sus aspiraciones de conquista territorial se vieron comprometidas por el auge imparable del Imperio Español, en aquel momento, único garante posible de contención. 

Era un choque inevitable, ambas potencias lo sabían y plantearon la batalla con lo más granado de sus respectivos músculos militares.

España llevó al combate Tercios embarcados, la mejor infantería de la época y los turcos su fuerza de elite, los prestigiosos jenízaros. Sin embargo, la experiencia al frente de la guerra naval en figuras como Álvaro de Bazán o el genovés Andrea Doria (aún con una poelima acción en pleno fragor del combate) dieron ventaja táctica a la Liga Santa. 

Bajo las tres anillas, hemos colocado la galera La Real, nave capitana de la flota cristiana en la que estuvo al frente Don Juan de Austria y la cual, no solo se batió contra La Sultana, sino que fue la embarcación más grande de su época dentro de su categoría.

Lepanto fue,a todos los efectos, una batalla brutal. Se calcula que la flota otomana tuvo más de treinta mil bajas y se vertieron al mar alrededor de ochenta mil litros de sangre. La victoría se celebró con entusiasmo incluso en las naciones protestantes. 

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